15 mayo, 2009

Fué claro como el agua...


La esquina de Jardines de las lomas duró muchos años sin construirse, era de hecho la bienvenida a todo el que entraba por "la calle frente al panteón". Pintada de blanco y rotulada con el nombre de la colonia, muy cuquis. En lluvias crecía la grama y lucia aún mejor. Por alli corriamos y cortábamos la esquina para irle a comprar los Delicados a mi abuelito. La tiendita era la casa inmediata, angosta, con piso de cemento brilloso y limpio, y sólo un mostrador para despachar, que contrabajos alcanzábamos para pedir, recibir y pagar sus cigarros. Corríamos contentas por haber logrado la empresa de complacer a mi abuelito que nos visitaba de México. Le habíamos hecho un inocente favor que hoy recuerdo con sorprendente lucidez!

1 comentario:

Rafa Martínez dijo...

¿Que esquina escribes? ¿La que aún no se construye? ¿O estaba yo muy joven como para recordarlo?